Después de un sexo intenso, mi esposa me ayudó a llegar al clímax con una habilidosa paja. Su cabello rubio cubría mi rostro mientras ella expertamente acariciaba mi eje, lo que me llevó a una liberación satisfactoria.
Después de un revolcón apasionado, yo estaba al borde del clímax, pero mi verga palpitante necesitaba más estimulación.Mi impresionante esposa, con sus mechones dorados y sus penetrantes ojos azules, sabía exactamente lo que ansiaba.Ella hábilmente acarició mi eje pulsante, sus delicados dedos bailando sobre mi sensible piel.Su tacto era mágico, enviando ondas de placer corriéndose por mi cuerpo.Me rindí a ella, dejando que tomara el control mientras ella expertamente me llevaba al borde.Cada golpe era una sinfonía, construyendo tensión hasta que ya no pude contenerme.Con un empuje final, poderoso, lo solté, mi semilla caliente estallando en una gloriosa demostración de satisfacción.La sonrisa de mis esposas, iluminada por el suave brillo de la habitación, fue un testimonio de nuestro placer compartido.La vista de ella, bascando en el brillo posterior de nuestro encuentro íntimo, fue un espectáculo para contemplar.
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