Después de un golpe nocturno, invité a mi pareja de vecinos a casa para un trío salvaje. Nuestra lujuria insaciable llevó a intensos intercambios orales y un revolcón caliente por detrás, que culminó en un apasionado viaje a casa.
Después de un largo y agotador día, decidí hacerle una visita a mis vecinos de al lado, que casualmente resultaban ser una pareja que comparte mi insaciable apetito de placer.Apenas llamé a su puerta, la esposa me invitó ansiosamente a pasar, revelando sus amplios atributos y ofreciendo con ansias la polla de su marido para una mamada descuidada.El esposo, a su vez, no perdió tiempo en llevarme de espaldas, encontrando su palpitante miembro su hogar en mi estrecho agujero.La acción se trasladó entonces al sofá, donde la esposa se unió, turnándose para montarme mientras su esposo continuaba follándome por detrás.El clímax de nuestro salvaje encuentro se produjo cuando el esposo se abrió paso con su esposa, su pollón duro como una piedra encontrando su agujero de espera.Nuestros tríos calientes nos dejaron a todos sin aliento y satisfechos, un testimonio de la pasión desenfrenada que solo una sesión grupal puede proporcionar.
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