Un musculoso hombre heterosexual con una polla monstruosa me taladra en la cocina. Su tamaño me agobia, pero su pasión cruda enciende su deseo. Un encuentro salvaje e intenso que empuja los límites.
Siempre he sido un gran fan de los culturistas, y cuando por primera vez puse ojos en el físico cincelado de mis vecinos, sabía que tenía que tenerlo.Su polla tenía el tamaño de una pequeña espada, y no pude resistir la tentación de tomarla profundamente dentro de mí.Fue un viaje salvaje, pero que valía cada segundo.Su cuerpo grueso y musculoso era una vista para contemplar, y su gran polla era aún más impresionante.Me taladraba en crudo, dejándome respirando agitado y pidiendo más.Mi apretado agujero se estiraba hasta sus límites, pero tomé cada centímetro de él con una sonrisa en mi rostro.La cocina se convirtió en nuestro parque infantil, y yo era el afortunado receptor de su monstruosa polla.Era un sueño bisexual hecho realidad, y saboreé cada momento de ello.
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