Después de años de amistad, mi mejor amigo y yo decidimos explorar nuestra pasión. La dejé tomar el control y nos entregamos a una sesión salvaje y romántica con fervientes besos, montando y en posición misionera, culminando en intensos orgasmos.
Después de un largo y agotador día de trabajo, regresé a casa deseando un apasionado acto de amor.Afortunadamente, mi mejor amigo estaba más que dispuesto a complacer.Siempre hemos compartido una conexión especial, pero esta noche, estaba a punto de tomar un giro sensual.Ella se desnudó ansiosamente, dejando ver su tentador cuerpo.No pude resistir las ganas de explorar sus deliciosas curvas con mis manos.Luego, ella me montó, cabalgándome duro y rápido, sus gemidos resonaban en la habitación.Estaba perdido en el éxtasis, su estrecho abrazo enviando ondas de placer a través de mi cuerpo.Pero aún no habíamos terminado.Cambiando a la clásica posición del misionero, tomé el control, llevándonos a ambos al borde del éxdasis.Sentí que se estremecía cuando llegó al clímax, su cuerpo se retorcía debajo del mío.Pero su placer fue solo el comienzo.Pronto seguí a su traje, experimentando múltiples olas de dicha.Era una noche llena de pasión, intimidad e inolvidable placer por placer.
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