Dándose placer a sí mismo como observa mi hijastro, su curiosidad se despertó.No soy su madre, sino una madrastra caliente con un lado salvaje.Usando mis juguetes para cumplir mis deseos, él mira, cautivado por mi placer.
Mientras entraba a la habitación, noté a mi hijastro colándose un pico en mis momentos íntimos.Sus ojos estaban bien con curiosidad y un indicio de excitación.Sin saberlo, acababa de presenciar a su padre complaciendo mi clítoris húmedo con un juguete.Era una vista que lo dejaba a ambos impactado e intrigado.El pensamiento de los dedos de su padre explorando mis áreas más íntimas me envió un escalofrío por la columna.Decidí voltear las mesas y darle un espectáculo que no olvidaría.Alcancé mi consolador de confianza, una herramienta que me había traído innumerables orgasmos.Cuando comencé a cabalgarlo, no pude evitar notar los ojos de mi hijo pegados a mis movimientos.La vista del juguete de sus padres dentro de mí era demasiado para que él se resistiera.Ahora estaba completamente al tanto de las actividades sexuales que sucedían en esta casa.
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